RENDIMIENTO EN EL ENTRANAMIENTO DE CARRERA
Popularmente se piensa que el entrenamiento es la clave y lo fundamental a la hora de mejorar nuestro rendimiento en carrera.
De esta forma la mayoría de los deportistas asocian la intensidad y el volumen de entrenamientos con la mejora del rendimiento.
La frase típica de “Cuanto más entrenemos mejor”. No es nada más lejos de la realidad.
Los efectos fisiológicos más directos del entrenamiento dan cierto grado de daño temporal en la fibra muscular, daño que es mayor cuanto más continuo se entrene.
Es decir, que el entrenamiento por si solo lejos de mejorar el rendimiento lo que origina es un proceso destructivo a nivel estructural como metabólico.
Entrenamientos intensos y de grandes volúmenes realizados de manera repetitiva podría dar resultados negativos y contrarios a los esperados pede producir lesiones, tener que parar de entrenar y eso no es lo que buscamos.
La clave de todo esto para la mejora del rendimiento no es tanto los entrenamientos intensos, que evidentemente son importantes, sino la recuperación de los mismos. Son los días de recuperación posteriores los que realmente dan lugar a un fenómeno anabólico y asimilación de los anteriores.
Si solo nos centramos en el entrenamiento y no en el descanso paulatinamente tendremos una bajada de rendimiento y un sobre entrenamiento con un estado destructivo continuo resultado del desequilibrio entrenamiento/descanso.
El entrenamiento es Catabólico y destructivo, mientras que los días de descanso o baja intensidad son anabólicos y es el verdadero responsable de la mejora del rendimiento que todo deportista va buscando.
El deporte de por si es lesivo y si no se pone unas fases de recuperación caeremos en un alto riesgo de lesión, además de comprometer el rendimiento deportivo.
La verdadera esencia del entrenamiento y lo complicado es encontrar un equilibrio entre la fase de entrenamientos duros y la fase de recuperación.
Hay muchos problemas físicos que se pueden dar en una prueba de media – larga distancia, pero hay uno desconocido por la mayoría y es uno de los más peligrosos para nuestro organismo, el catabolismo muscular.
El catabolismo muscular se produce cuando el organismo necesita energía, pero no puede obtenerla de los alimentos o del glucógeno almacenado, por lo cual se ve obligado a destruir tejido muscular para obtener la energía que demanda ese esfuerzo realizado.
Para evitar este tipo de problemas y no llegar a la fase de catabolismo muscular, la principal vía para evitarlo es la alimentación durante y después del esfuerzo físico.
Llevar una dieta completa y variada es una buena base para evitar este tipo de problemas, aunque en pruebas de media y larga distancia si no se le da alimento para que nuestro cuerpo tenga nutrientes para ir consiguiendo la energía que necesita acabara tirando de los músculos.
Si nuestro entrenamiento no es el adecuado supervisado por un entrenador y estamos planificando mal el esfuerzo con los descansos. Además de poder caer en un sobre-entrenamiento, el peligro de una destrucción muscular y una muy cercana lesión muscular con el consiguiente parón en los entrenamientos.
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